En medio de una profunda crisis por haber creído en un hombre que me habia dicho literalmente: "soy tu hombre y tu eres mi mujer" pasaba la noche en casa de Caro. No tenía ganas de nada, estaba deprimida, cansada, auyentada, agotada, exprimida.
- Qué pasa con estos hombres que te dicen estas cosas y luego resulta ser todo mentira?
Abro el libro de Clarissa Pinkola en El Calor: la recuperación de la sexualidad sagrada y de subtitulo Las Diosas Obscenas. Baubo: La diosa del vientre. Y me reí, son una complicidad que todas conocemos y de la que no hablamos, pero la conocemos y la disfrutamos, morbo...
- Yo si le voy a decir en su cara que es un descarado! Que se reconozca.... descuidado, incosciente!
Asi que se lo dije aunque me temblaba todo todo el tiempo mientras lo miraba. Porque me encanta. Asi que le dije que no queria nada con él. Y con esa tristeza y ese remeson. Conozco un cuidandero venido de lejos a llevarme por un viaje al interior, donde me reconocería desde afuera, al lado de compañeras, unidas y unidos nos reflejamos en nuestros ojos, creadores, soñadores, voadores. Nos fuimos de viaje, y estando en ellos, se me presentó la obscenidad en las muejeres que veía... No entendía - y no entiendo aún - la obscenidad y quise preguntarle a las mujeres que me íba encontrando en el camino.
Qué es la obscenidad? Dónde está ese calor? la diosa del vientre está presente. Bendita sea.
1 comentario:
Valoremos nuestra tersura, nuestro flujo, nuestro almizcle. Seamos mercaderes de tan preciados tesoros. No manda quien quiere en una. Nuestra riqueza nos engrandece. Estatua y pedestal. Imán de ilusos.
Publicar un comentario